jueves, 14 de febrero de 2013

Ni preguntes


No importa si fue cesárea o parto natural, con la llegada de tu bebé empieza el verdadero trabajo… el trabajo post parto. No hablo de pañales, ni siquiera de maternidad o crianza. Hablo de la difícil tarea de enfrentar la cantidad de preguntas ridículas que te hacen sobre tu bebé recién nacido.

Cansada de tener que contestar siempre las mismas inquietudes, con mi tercer hijo me liberé. Les mando las respuestas. Espero que les sirva…

  • ¡Qué bueno, un nene! Y la parejita, ¿para cuándo?
¿Parejita? Parejita tengo las bolas, de que me hagan siempre la misma pregunta.


  • ¿Cómo se porta?
¡Y yo qué sé! Recién nació, no tiene personalidad y, ¿ya le están pidiendo que se porte?

  • ¿Es buenito?
Y, qué querés que te diga… caga, eructa y se tira pedos todo el día. Por lo menos, para el pediatra eso es bueno.

  • ¿Duerme toda la noche?:
Se la pasa de guardia. Está practicando para cuando sea m`hijo el DOTOR.

  • ¿Toma teta, nada más?:
Ya empezó con guiso de mondongo, asado con tripa y después de todo eso, sí… después, toma teta nada más.

  • Y lo que todo el mundo quiere saber: ¿A quién se parece?:
En este punto, los padres tenemos que entender que no se puede conformar a toda la familia.

Con mi primer hijo, no había duda:
Yo -Es igual al padre.
Mi suegra -No, mi hijo era más lindo.

Con mi segundo hijo:
Mi marido –Es igualito a mí.
Su suegra -Bueno… lo importante es que sea sanito.

Por suerte, con mi tercer hijo, ya hacían preguntas más profundas:
-¿Cómo, ya nació?

Aunque nunca faltó el que me preguntó:
-Y, ¿qué ojos tiene?
-Ahora, se dejó los de entre casa, pero para salir, se pone los del padre.
-¡Qué bueno! ¿Tiene ojos azules como el papá?
-No, como los míos.
-Uh, ¿en serio? Igual los chicos van cambiando. En una de esas, son ojos del tiempo.
-Sí, todo el TIEMPO los tiene como los míos.

Esas son las mismas personas que creen conocer a tu hijo más que vos:
-Qué manera de llorar. ¿Le diste la teta?
-Hace dos minutos.
- Se quedó con hambre. ¡Dale más!

También están los expertos en dar diagnóstico:
-¡Cómo llora, pobre! Seguro que es la panza.
-No, para mí que tiene sueño. ¿Por qué no lo vas a acostar?
-¿Por qué no se juntan todos y hacen un simposio para ver por qué llora el bebé o por qué no se bancan que llore tranquilo? Y de paso, háganlo en Katmandú o algún lugar de esos muy lejos de casa, así no tengo que escucharlos una vez más.

Si con esto no te resulta…

No hay comentarios:

Publicar un comentario